Fragmento de Protágoras de Platón


“…los que llevan las enseñanzas por las ciudades, vendiéndolas y traficando con ellas, ante quien siempre está dispuesto a comprar, alaban todo lo que venden. Mas, probablemente, algunos de éstos, querido amigo, desconocen qué, de lo que venden, es provechoso o perjudicial para el alma; y lo mismo cabe decir de los que les compran, a no ser que alguno sea también, por casualidad, médico del alma. Por lo tanto, si eres entendido en cuál de estas mercancías es provechosa y cuál perjudicial, puedes ir seguro a comprar las enseñanzas a Protágoras o a cualquier otro.

Pero si no, procura, mi buen amigo, no arriesgar ni poner en peligro lo más preciado, pues mucho mayor riesgo se corre en la compra de enseñanzas que en la de alimentos. Porque quien compra comida o bebida al traficante o al comerciante puede transportar esto en otros recipientes y, depositándolo en casa, antes de proceder a beberlo o comerlo, puede llamar a un entendido para pedirle consejo sobre lo que es comestible o potable y lo que no, y en qué cantidad y cuándo; de modo que no se corre gran riesgo en la compra. Pero las enseñanzas no se pueden transportar en otro recipiente, sino que, una vez pagado su precio, necesariamente, el que adquiere una enseñanza marcha ya, llevándola en su propia alma, dañado o beneficiado.”




miércoles, 30 de octubre de 2013

Mi casa en Cuadroveña.








Mi casa es muy grande, es blanca, tiene un salón comedor, un comedor y otro salón comedor, 3 dormitorios y una terraza grande.

Tenemos 4 teles, 25 pájaros, un perro, un gato, 2 conejos, 10 gallinas y además pollitos.

Tengo un jardín enorme delante de la casa y otro detrás de mi casa.

En el jardín de atrás hay una colchoneta.
Al fondo hay un bosque que es de la casa, al fondo de este bosque hay una cabaña que hemos hecho mis hermanos y yo.

Y muchas cosas más.



Mariam-Sy Collía Casanueva.


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