Leo en el diario “La Nueva España” de ayer domingo,
23-11-2014, este titular a tres columnas:
“Bronce
por un pájaro tropical”.
“Alejandro Pérez queda tercero en la
prueba hispanoamericana de ortografía pese a fallar al escribir “rabihocardo”.
Sí,
habéis leído bien “rabihocardo”, no es una errata de imprenta, la palabreja se
repite hasta en cuatro ocasiones a lo largo del artículo.
Pero
¿Qué es un “rabihocardo”? Nada, sólo un error. Existe el español el nombre rabihorcado, palabra con que se designa
un ave de esas características. Es decir, con el rabo en forma de horca. Sin
embargo E. Vélez, quien firma la crónica, insiste en el error. Tal vez a
algunos les convendría darse una vuelta por los diccionarios de la RAE, confirmando
o descartando palabras desconocidas.
Nos
queda la duda si la palabra fue bien o mal dictada y por lo tanto entendida por
Alejandro. Yo creo que si Alejandro hubiera pensado en la composición del
nombre: rabo y horcado, no hubiera tenido dudas en escribirla correctamente y
no sin hache como confiesa que lo hizo.
Quien
no tiene disculpa es el periodista que tuvo ocasión de contrastar los datos
para no meter la pata de forma tan ridícula.
¡Cuida
tu lengua materna, es la tuya!
rabihorcado.
1. m. Ave palmípeda, propia de los países tropicales, de tres metros de
envergadura y uno aproximadamente de largo, con cola ahorquillada, plumaje
negro, algo pardo en la cabeza y cuello y blanquecino en el pecho, pico largo,
fuerte y encorvado por la punta, buche grande y saliente, cuerpo pequeño,
tarsos cortos y vestidos de plumas, y dedos gruesos, con uñas fuertes y
encorvadas. Anida en las costas y se alimenta de peces, que coge volando a flor
de agua.
Carlos Massé. IES Rey Pelayo. Cangues d'Onís.